Santa Clara de Asís, la televisión & las telecomunicaciones
Santa Clara de Asís es la patrona de la televisión y las telecomunicaciones. También es la patrona de la diócesis de Asís y de las Clarisas, la orden religiosa que ella misma fundó.
Santa Clara de Asís (en italiano: Chiara d'Assisi, nacida Chiara Scifi; Asís, Italia, 16 de julio de 1194-Asís, 11 de agosto de 1253) fue una religiosa y santa italiana. Seguidora fiel de san Francisco de Asís, con quien fundó la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas, Clara se preciaba de llamarse «humilde planta del bienaventurado padre Francisco».[1] Después de abandonar su antigua vida de noble, se estableció en el monasterio de San Damián el resto de sus días.
Es la única mujer que redactó una regla de vida religiosa para mujeres. En su contenido y en su estructura se aleja de las tradicionales reglas monásticas. Sus restos mortales descansan en la cripta de la basílica de Santa Clara en Asís. Fue canonizada tan solo dos años después de su fallecimiento, por el papa Alejandro IV.
El motivo de su patronazgo sobre la televisión:
El Papa Pío XII la nombró patrona de la televisión en 1958, basándose en un milagro que se le atribuye. Se dice que cuando estaba enferma y no podía asistir a misa, podía ver y escuchar la misa a través de una visión en la pared de su habitación.
Otros patronazgos:
Diócesis de Asís: Es la patrona de la ciudad donde nació y vivió, Asís, Italia.
Clarisas: Es la fundadora de la orden femenina de los franciscanos, conocida como las Clarisas, y por lo tanto es su patrona.
Televisión y Telecomunicaciones: Su patronazgo se extiende a todos los medios de comunicación que transmiten información, incluyendo la televisión y las telecomunicaciones.
Otros: También se la considera patrona de los ojos doloridos.
Oración:
Gloriosísima virgen
y dignísima madre santa Clara de Asís,
espejo clarísimo de santidad y pureza,
base firme de la más viva fe,
llamarada de perfecta claridad
y erario riquísimo de todas las virtudes.
Por todos estos favores con que
el Divino Esposo os colmó,
y por la especial prerrogativa
de haber hecho a vuestra alma
trono de su infinita grandeza,
alcánzanos de tu inmensa piedad,
que limpie nuestras almas
de las manchas y de las culpas,
y, destituidas de todo efecto terreno,
sean templo digno de su morada.
También te suplicamos por la paz
y tranquilidad de la Iglesia,
para que se conserve siempre en la unidad de fe,
de la santidad y de las costumbres,
que la hacen incontrastable
a los esfuerzos de sus enemigos.
Y si fuese para mayor gloria de Dios
y bien espiritual mío
concededme, os ruego
cuanto pido en esta oración,
y el favor especial que tanto necesito:
(hacer la petición).
Apiadaros de mi y conseguidme
rápida y favorable solución
a esta urgente y apremiante solicitud,
que agobia y entristece mi corazón.
Vos, como Madre y protectora,
no me abandonéis en este difícil trance,
presentad mis deseos ante el Trono de Dios,
pues yo confío en la bondad infinita,
que por vuestros méritos alcanzaré,
para mayor honra y gloria
de Nuestro Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos,
Amén.
Rezar, con gran confianza y fe en
la intercesión
de santa Clara de Asís,
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