ARCO IRIS DE FUEGO (Dato Curioso)
Un arco iris de fuego, también conocido como arco circunhorizontal, es un fenómeno óptico atmosférico que se asemeja a un arcoíris pero se produce por la reflexión de la luz solar en cristales de hielo en nubes cirros. Es más corto y grueso que un arcoíris tradicional, y a menudo se ve como un arco horizontal en el cielo.
Cómo se forma: Cristales de hielo:
La luz solar se
refracta y refleja a través de cristales de hielo hexagonales que se encuentran
en las nubes cirrus de alta altitud.
Reflexión:
Los cristales de
hielo, especialmente si están alineados horizontalmente, actúan como pequeños
prismas, descomponiendo la luz solar en colores.
Posición del sol:
Para que un arco
circunhorizontal sea visible, el sol debe estar a una altura de al menos 58
grados sobre el horizonte.
Nubes cirrus:
El fenómeno se observa
más comúnmente en nubes cirros de alta altitud, que suelen tener cristales de
hielo alineados horizontalmente.
Características: Apariencia:
El arco iris de fuego
puede aparecer como un arco corto y grueso, a menudo de colores intensos, que
parece extenderse horizontalmente a través del cielo.
Frecuencia:
Aunque se puede ver en
cualquier parte del mundo donde las condiciones sean adecuadas, son
relativamente poco comunes y su aparición depende de factores como la posición
del sol y la presencia de nubes cirrus.
Diferencia con arcoíris:
A diferencia de un arcoíris
tradicional, que se forma por la reflexión y refracción de la luz en gotas de
agua, el arco iris de fuego se forma por la reflexión de la luz en cristales de
hielo.
La culpa la tienen los cirros
En realidad, el
fenómeno no tiene tanto de arcoiris como de "arcos
circunhorizontales", o lo que es lo mismo, halos formados por
diferentes juegos de luz en la naturaleza. Los halos son bastante comunes en
nuestro día a día y una feature particularmente bonita del sol y del
firmamento: círculos iluminados, a menudo de varios colores, que en
determinadas latitudes y condiciones meteorológicas rodean al sol o a la luna y
le dotan de una corona visual cuyo interior es más oscuro que el
cielo que les rodea. Molan.
¿Qué pasa cuando añadimos los colores del
arcoiris a un halo cualquiera y, además, le restamos el efecto cegador del
sol o de la luna? Que tenemos un arco circunhorizontal, el halo más preciado y
singular que podemos encontrar.
Para que tan preciosista franja multicolor se
forme en las alturas necesitamos dos condiciones ineludibles: por un lado, que
el sol se ubique como mínimo 58º por encima de la línea del
horizonte; por otro, una generosa ración de cirros, las llamativas nubes que
siempre se ubican por encima de los ocho kilómetros de altura y que se
despliegan en largas, estrechas y difuminadas hileras sobre la faz de la
tierra, generando un paisaje de hebras blancas sobre un fondo azul intenso.
La naturaleza de los
cirros, tan altos, es esencial para explicar las diferencias entre los arcoiris
y los arcos circunhorizontales: mientras los primeros son el resultado del
reflejo de la luz solar en las gotas de lluvia aún en suspensión en la
atmósfera, los arcos circunhorizontales requieren de un clima seco, porque su
gestación depende de las diminutas partículas de hielo hexagonales escondidas
en el interior de los cirros. Es ahí donde los rayos de un sol altísimo van a reflejarse,
expandiéndose a través de los cirros a través de largos arcos.
Tan largos que, en ocasiones excepcionales, son capaces de extenderse por todo el arco visual desde nuestra posición. Su formación es extraña y singular porque, a lo anteriormente explicado, hay que añadir otro factor: la posición casi horizontal de las particulas de hielo de los cirros en relación a los rayos del sol, única forma de prolongar su luminosidad en la forma de un arcoiris de fuego. Sus casos son tan particulares que en la mayor parte de las ocasiones el arco circunhorizontal es breve, y se circunscribe a nubes aisladas.
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